LOCA


A él le gustaba verla a su lado,
contemplar su mirada llena de vida,
y sentir el aire sereno de su presencia.
A veces la necesitaba solo de esa forma,
presente y ausente al mismo tiempo.
Por dentro se preguntaba qué pensaba,
 y trataba de intuir el mar de sus pensamientos
arriesgándose a navegar a través de aguas inciertas.
De pronto, lo sorprendía
una reacción inesperada y sin explicación,
un grito, un suspiro, una risa estruendosa
cualquier cosa podía suceder,
pero él siempre correspondía de la misma manera,
con una sonrisa,
pues ella tenía el misterioso poder
de arrancarle risas súbitas
en instantes repentinos.
A él le gustaba esa serenidad que guardaba por dentro,
un huracán de emociones ocultas,
bien encausadas, que a veces se le escapaban
como aves deseosas de emprender vuelo
y cautivas en una prisión de racionalidad.
Esos arranques de locura lo desconcertaban
pero no le preocupaban,
él sabía muy bien a donde se estaba metiendo
y le divertía ese aspecto irracional de ella.
En sus soledades él la evocaba de esa manera,
imperfecta, loca, irracional y complicada,

y en esos silencios la amaba con locura.

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